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Bueno no era la primera vez que me echaban del aula, mientras deambulaba por el patio con la cabeza gacha, y mis compañeros continuaban en clase, se me venía a la mente hacer algo que molestara a mi profesora, es decir planear mi propia venganza por haberme echado del aula, dirigiendo la mirada al suelo encontré un pan, y vino a mi aquella malevola "brillante" idea, moje el pan formando algo asi como una masa de harina, para luego lanzarlo por la ventana del salón de clase... que le caiga a quien la caiga me dije, quería incomodar a la profesora, y claro que lo logre, al realizar tremenda travesura como la calificaría, el bendito pan se estrello en la blanca camisa de un compañero, la víctima fue el mismo amigo de la anécdota de Jackie Chan, el mismo que cumple años el 5 de setiembre como Freddy Mercury, y uno de los protagonistas de la anécdota que hoy voy a narrar, su nombre Hugo Cori.
Mi colegio era pequeño, existían algo de 7 aulas que rodeaban el patio, que a la vez era un campo de Basquetbol, en el momento del recreo o las horas libres que a todos nos encantaba, acostumbrábamos mirar y conversar recostados en la ventanas de otras aulas, una mañana de aquellas, mientras los salones de clases emitían ese característico sonido de las conversaciones de los alumnos cuando no está presente algún profesor, y un tenue sol inundaba el patio de la escuela, se encontraban allí conversando y observando la parte interior de una de las aulas, algunos compañeros, en medio se ubicaba quien iba a ser víctima de una nueva pesada broma, todos ellos daban la espalda al patio, yo me encontraba detrás junto a mi amigo Cori, como siempre ambos pensando a quien molestar, inmediatamente le propuse lo siguiente: Cori que te parece si le bajamos el pantalón a clemente... después de sonreír con la boca llena del pan con relleno que costaba un sol cincuenta en el quiosco de la escuela y celebrar la idea, el me respondio afirmativamente, no era difícil hacerlo se le veía el pantalón suelto, pero lo que no imaginábamos era que también tenía suelta su ropa interior, ya se pueden ir imaginando lo que iba a suceder.
Segundos después del malévolo plan, cori no dudo mas y de un felino salto, como cuando un gato atrapa a un ratón, bajo no solo los pantalones si no todo, los tiro con tanta fuerza que estoy seguro un poco más y se llevaba hasta los calcetines, se imaginan? lo dejo mostrando toda su humanidad, al lado de ella se encontraba mi compañera Lita (la chica del lapicero) quien observo el espectáculo en primera fila, clemente quizás por la desesperación de subirse los pantalones , no lo podía hacer, parecía una marioneta movida por los hilos de un titiritero inexperto, me imagino que para él fueron los segundos más largos de su vida, el pantalón se le trabo en las rodillas, se dio un par de vueltas en el intento de subirlos, sus vueltas fueron similares a la de aquellas bailarinas de las cajitas musicales, ya se ´pueden imaginar que como consecuencia de ello realizo una exhibición de desnudismo completo que genero las carcajadas de los chicos, y la sorpresa y rubor de las chicas que estaban observando la escena.
una vez que logro subirse el pantalón, manteniéndolos sujetos aun con ambas manos, quizás en la creencia que hasta solos se les volvería a caer, culpándome del hecho bochornoso por el cual estaba pasando me digirió su mirada de indignación, lo veía como un ser herido por las dardos de la humillación, en realidad yo solo había sido cómplice intelectual, el no lo dudo y se dirigió a la dirección a acusarme.
Otra vez me dije, a lidiar con los profesores, pero esta vez por algo que no había cometido, allí estaba yo, nuevamente, en el banquillo como un acusado, que espera una sentencia por haber protagonizado un acto delincuencial, al cuestionamiento de los profesores, que por que había cometido tan vergonzoso acto respondí:, yo no he sido...les confieso que si he observado todo el espectáculo estriptisero de mi compañero, pero no fui yo quien le bajo los pantalones, mientras me sentía acorralado con la mirada acusadora de los maestros, pude observar de reojo fuera de la oficina de la dirección a mi amigo Cori, preocupado, esperando quizás lo inevitable, que lo acuse para que yo pueda exculparme y salir del rollo, pero no lo hice, me negué rotundamente, dije que no lo hice, no vi nada, y seguí no y no.
Los profesores no pudieron sentenciarme, los veía con sus caras de impotencia pues no existían pruebas que me delaten, quizás si en ese entonces hubieran existido los móviles con cámara la cosa hubiera sido distintal, y de esa si no se escapaba mi amigo, claro si eso hubiera sucedido en la actualidad, los chicos de hoy hasta la hubieran subido a una cuenta del facebook.
Finalmente Todo quedo allí, lógicamente el hecho fue largamente comentado los días siguientes, y así quedo, como una anécdota que hasta el día de hoy la recordamos, y nos sigue causando la misma gracia, que nos dio en ese entonces, gracia que incluso experimentara el día de hoy la propia víctima.
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