Los que cohabitamos en la Tablada de Lurin,a inicios de los años 70, lugar que pertenece al distrito de Villa Maria del Triunfo, ubicada geográficamente en el cono sur de Lima capital del Peru, aun rememoramos quizás como algo lejano el hecho de haber vivido por muchos años noches en penumbras, pues no contábamos con el servicio de fluido eléctrico, esa tenebrosidad se intensificaba aun mas, sobre todo en la época de invierno era tanta la oscuridad que de niños algunos nos sentíamos intimidados por el misterio de la noche y los peligros quizas de un mundo desconocido, recuerdo mucho que al cruzarnos con una persona a escasos metros, no podiamos distinguir si era alguien conocido.
Llegar tarde a casa después de una jornada laboral para nuestros padres era internarse en la total penumbra, pues a partir de la curva de Nueva Esperanza se iniciaba aquella frontera a la oscuridad, y si a eso sumamos caminar desde aquellos paraderos alejados de nuestras casas la situación no era nada agradable, contábamos con una sola línea de microbuses, aquel Surquillo Tablada o la 25 como la llamábamos, microbuses verdes de dos puertas donde viajábamos como sardinas, único medio de transporte donde todas las personas para cumplir con sus rutinas diarias ya sea de trabajo o estudios, tenia que batallar en los paraderos para poder lograr un lugar .
Aquellas oscuras noches solo era iluminadas cuando salía el astro satélite de la tierra en todo su esplendor, defino así elegantemente a la luna como forma de agradecimiento por habernos deleitado con su luz natural, al observar las estrellas en el cielo despejado podíamos darnos cuenta de la inmensidad del universo, y el pequeño punto en el espacio que somos, ademas de niños eran ocasiones donde siempre teníamos el permiso de nuestros padres para poder jugar hasta altas horas de la noche, y donde creábamos una vida paralela en donde poder divertirnos.
Era cierto que las personas emparentadas entre sí eran mas unidas pues todas las noches estaban allí juntos conversando, circundando una tímida vela encendida o de aquellos lamparines, si, el del tubo de vidrio, quien no rompió uno intentando limpiarlo? Al cual le poníamos una extensión de papel periódico en la parte superior, sujeta con una liga para poder activar mas la llama y asi intensificar mas su luz, algunos tenían un petromax a kerosene, que irradiaba una luz similar a un foco de 50 watts, pero el trabajo era estar bombeando cada cierto tiempo para que no se consumiera
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Recapitulo también aquellos partidos del seleccionado peruano de futbol en las eliminatorias al mundial de Alemania 74, o la copa América del 75, habían personas que contaban con un generador eléctrico, bueno en ese entonces deciamos "ese señor tiene motor", y improvisaban en sus casas unas tribunas de madera similares a aquellos circos de barrio, y por la suma de 5 soles te permitían ver los encuentros, en esos tradicionales televisores en blanco y negro de 24 pulgadas, aun tengo en mi mente el tradicional, "aquí no pasa nada" de Humberto Martines Morosini cuando narraba los partidos, muchas veces no teníamos esos 5 soles y nos resignábamos a seguir las transmisiones por radio, la cosa ya se tornaba fatal si no tenias pilas cargadas.
Y como no evocar las fiestas navideñas era la ocasión donde, la tablada se iluminaba, aquella diafanidad era producida por los tradicionales mecheros confeccionados de latas de leche rellenados kerosene y trapos, que al ecenderlose daban una vista especial al lugar, todos los hogares los hacían era algo tácito, y para los niños algo mágico sinónimo de lo que significaban las fiestas navideñas.
Todo esto fue parte de nuestra vida así crecimos, y asi fuimos felices con nuestros padres, increíblemente se de personas netamente tabladeñas, que se averguenzan de contar o reconocer todo esto... yooo?? "nunca viví así" dirían...no aceptan o quizás no quieren entender que no nacieron con el twitter o el facebook, a ellos precisamente les digo que con todas esas limitaciones nuestros padres nos tuvieron, nos cuidaron e hicieron de sus hijos lo que hoy somos, nosotros solo éramos niños, quizás ellos al asumir la responsabilidad de velar por sus respectivas familias tuvieron que lidiar mucho mas con estas carencias, en ese laberinto en el que nacimos trascurrimos y morimos.
Dedicado a ti papa, que hoy estas en el cielo
Me gusta la sencillez con la que escribes. Al otro lado de Lima, yo también viví algo parecido. Saludos para tí José.
ResponderEliminarGracias Dulce magia, son muy gratificantes tus palabras...
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